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-Tengo
algo que contarte. -Me dice entre sollozos. No me gusta verla así. Siento un
nudo en el estómago.
-Tranquila,
tranquila. -la abrazo.- Cuéntame que ha pasado. -Le dedico una sonrisa tierna,
de las que a ella le gusta.
-Hoy,
en la plaza, se han encontrado a una avox con un niño de unos cinco años. Un
guardia la ha visto y le ha gritado. El niño estaba llorando. El agente iba a
llevárselo, pero la avox se ha puesto entre los dos, negando entre lágrimas...
sin poder hablar... El agente la ha azotado hasta matarla. Iba a ensañarse con
el niño y... no he podido evitarlo. -Solloza. La abrazo más fuerte.- He ido a
proteger al niño y el agente me ha... me ha...
-¿Te
ha que Mari? -La cojo por los hombros. Estoy aterrado por la historia. Eso no
le pasará por alto a Snow.
-Me
ha dado un latigazo. -Me enseña una herida en el costado.
-Dios
mío Mari... -La cojo en brazos con cuidado.- Ven, voy a curarte. -La llevo a mi
habitación y le aplico varias cremas. Cuando termino, la acuesto en mi cama.
-Caesar...
Era solo un niño... -Susurra entre lágrimas.- No he podido evitarlo...
-Shhh
tranquila. -Le acaricio el pelo.- Era el hijo de una avox, de una traidora.
-Beso su mano y me tumbo con ella.
-Pero
aun así, era un niño... -Murmura quedándose dormida por los efectos de la
morflina que le he inyectado.
Me
incorporo y paso las manos por el pelo. Todos saben que defender a un avox se
castiga con la muerte, puesto que defiendes a un traidor. Lloro en silencio al
pensar en ello. No quiero perderla...
La
observo dormir. Esa criatura rebosa bondad. Bondad que la llevará a la tumba.
Beso sus labios y me tumbo de nuevo junto a ella. La abrazo y apoyo mi cabeza
sobre la suya, protegiéndola. Aunque sé que no va a servir de nada...
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-¡Abran
la puerta! -Se oye fuera. Me levanto y voy hacia la puerta. La vuelven a
golpear. Abro y veo que son Agentes de la Paz. El corazón se me encoje.
-¿Que
desean señores? -Digo rascándome la nuca.
-Venimos
a por Marilyn Wyler. Se la acusa de defender a una traidora. -Dice uno de los
agentes.
-Aquí
no hay ninguna... -Pero antes de que termine entran a la fuerza. Van a mi
habitación y la sacan a rastras.- MARI, NO. -Grito. Le pego un puñetazo al que
la lleva.
-¡Caesar
no! -Dice ella.- Por favor, no hagas nada, pueden matarte.
-NO
ME LA PODEIS ARREBATAR. -Digo con furia. Dos agentes me sujetan y un tercero me
pega un puñetazo en el estómago. Me falta el aire.- No... Mari...
-Caesar,
te amo. -Dice mientras la sacan a rastras.- Siempre lo haré. No te olvides de mí.
-Se la llevan y cierran la puerta. Noto mi alma desgarrada y grito con furia.
Destrozo todo lo que hay a mi alrededor, dejando que la ira me domine. Cuando
no hay nada, cojo la chaqueta y salgo hacia la Residencia del presidente.
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-¿Que
desea?
-Quiero
hablar con el presidente.
-El
presidente está ocupado. -El criado cierra la puerta. Doy un golpe en ella.
-Es
urgente. -Digo con furia. El hombre me mira y asiente asustado. Me guía a su
despacho y llama a la puerta. Se escucha un “adelante” amortiguado.
Entro
y voy directo a la mesa. Snow está firmando varios documentos. Me siento
enfrente de ella.
-Más
le vale que sea urgente si no quiere que le corte la lengua. -Dice sin quitar
la vista del papel.
-Suéltela.
-Digo conteniendo la rabia.
-¿A
quién?
-Marilyn
Wyler. -Digo. Me mira y se quita las gafas. Sonríe.
-Vaya,
¿la defensora de los avox? -Ríe.- Lo siento, será castigada, como dice la ley.
-No...
-Me falla la voz.- Por favor... Haré lo que sea...
Junta
las manos y me mira con cierto interés.
-¿Lo
que sea? -Asiento.- Bien, ¿qué le parece su vida por la tuya joven?
Trago
saliva y vuelvo a asentir.
-De
acuerdo. Lo que sea para que viva. -El presidente ríe.
-Bien,
trato hecho, señor...
-Flickerman...
Caesar Flickerman. -Hace un movimiento con la mano y dos guardias me apresan.
Me sacan de la habitación y me encierran en una celda oscura. Ahora sólo queda
esperar mi muerte.
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