martes, 19 de marzo de 2013

Caesar

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-Tengo algo que contarte. -Me dice entre sollozos. No me gusta verla así. Siento un nudo en el estómago.

-Tranquila, tranquila. -la abrazo.- Cuéntame que ha pasado. -Le dedico una sonrisa tierna, de las que a ella le gusta.

-Hoy, en la plaza, se han encontrado a una avox con un niño de unos cinco años. Un guardia la ha visto y le ha gritado. El niño estaba llorando. El agente iba a llevárselo, pero la avox se ha puesto entre los dos, negando entre lágrimas... sin poder hablar... El agente la ha azotado hasta matarla. Iba a ensañarse con el niño y... no he podido evitarlo. -Solloza. La abrazo más fuerte.- He ido a proteger al niño y el agente me ha... me ha...

-¿Te ha que Mari? -La cojo por los hombros. Estoy aterrado por la historia. Eso no le pasará por alto a Snow.

-Me ha dado un latigazo. -Me enseña una herida en el costado.

-Dios mío Mari... -La cojo en brazos con cuidado.- Ven, voy a curarte. -La llevo a mi habitación y le aplico varias cremas. Cuando termino, la acuesto en mi cama.

-Caesar... Era solo un niño... -Susurra entre lágrimas.- No he podido evitarlo...

-Shhh tranquila. -Le acaricio el pelo.- Era el hijo de una avox, de una traidora. -Beso su mano y me tumbo con ella.

-Pero aun así, era un niño... -Murmura quedándose dormida por los efectos de la morflina que le he inyectado.

Me incorporo y paso las manos por el pelo. Todos saben que defender a un avox se castiga con la muerte, puesto que defiendes a un traidor. Lloro en silencio al pensar en ello. No quiero perderla...

La observo dormir. Esa criatura rebosa bondad. Bondad que la llevará a la tumba. Beso sus labios y me tumbo de nuevo junto a ella. La abrazo y apoyo mi cabeza sobre la suya, protegiéndola. Aunque sé que no va a servir de nada...

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-¡Abran la puerta! -Se oye fuera. Me levanto y voy hacia la puerta. La vuelven a golpear. Abro y veo que son Agentes de la Paz. El corazón se me encoje.

-¿Que desean señores? -Digo rascándome la nuca.

-Venimos a por Marilyn Wyler. Se la acusa de defender a una traidora. -Dice uno de los agentes.

-Aquí no hay ninguna... -Pero antes de que termine entran a la fuerza. Van a mi habitación y la sacan a rastras.- MARI, NO. -Grito. Le pego un puñetazo al que la lleva.

-¡Caesar no! -Dice ella.- Por favor, no hagas nada, pueden matarte.

-NO ME LA PODEIS ARREBATAR. -Digo con furia. Dos agentes me sujetan y un tercero me pega un puñetazo en el estómago. Me falta el aire.- No... Mari...

-Caesar, te amo. -Dice mientras la sacan a rastras.- Siempre lo haré. No te olvides de mí. -Se la llevan y cierran la puerta. Noto mi alma desgarrada y grito con furia. Destrozo todo lo que hay a mi alrededor, dejando que la ira me domine. Cuando no hay nada, cojo la chaqueta y salgo hacia la Residencia del presidente.

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-¿Que desea?

-Quiero hablar con el presidente.

-El presidente está ocupado. -El criado cierra la puerta. Doy un golpe en ella.

-Es urgente. -Digo con furia. El hombre me mira y asiente asustado. Me guía a su despacho y llama a la puerta. Se escucha un “adelante” amortiguado.

Entro y voy directo a la mesa. Snow está firmando varios documentos. Me siento enfrente de ella.

-Más le vale que sea urgente si no quiere que le corte la lengua. -Dice sin quitar la vista del papel.

-Suéltela. -Digo conteniendo la rabia.

-¿A quién?

-Marilyn Wyler. -Digo. Me mira y se quita las gafas. Sonríe.

-Vaya, ¿la defensora de los avox? -Ríe.- Lo siento, será castigada, como dice la ley.

-No... -Me falla la voz.- Por favor... Haré lo que sea...

Junta las manos y me mira con cierto interés.

-¿Lo que sea? -Asiento.- Bien, ¿qué le parece su vida por la tuya joven?

Trago saliva y vuelvo a asentir.

-De acuerdo. Lo que sea para que viva. -El presidente ríe.

-Bien, trato hecho, señor...


-Flickerman... Caesar Flickerman. -Hace un movimiento con la mano y dos guardias me apresan. Me sacan de la habitación y me encierran en una celda oscura. Ahora sólo queda esperar mi muerte.



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