lunes, 8 de abril de 2013

Adolescencia de Rose



-No quiero ir a esas estúpidas clases. -La chica se esconde bajo la mantas.

-Vamos, sabes que tienes que ir a las clases de protocolo todos los días, señorita Snow. Son órdenes de tu abuelo. -Dice una mujer. La joven resopla y se levanta refunfuñando.- Recuerda que hoy hacéis una prueba. Si la pasáis, vuestro abuelo os deja ir a la fiesta que hay esta noche...

-Es verdad... -Se mete en el baño y se viste.- No puedo perdérmela, es el día de la cosecha. ¿Quién saldrá elegido?. -Pregunta mientras se peina.

-No lo se querida... -Dice la mujer triste.- A tu madre no le gustaba los Juegos. -Susurra.

-¿Quién?. -Dice Rose desde el espejo.

-Nadie, señorita Snow. Apúrese que llega tarde.

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-¡¿Cómo?!. -Dice Rose enfadada.

-No ha superado la prueba, señorita Snow. -Dice una mujer mayor.- Mascar chicle mientras habla. Está prohibido en el protocolo.

-A la mierda el protocolo. -Dice enfadada.- Por culpa de esto no podré salir esta noche. -Se va pegando un portazo. Pasea por los pasillos con los puños cerrados. Llega al despacho de su abuelo y entra sin llamar.

-¿Por qué tengo que dar esa mierda de protocolo?

-Has suspendido la prueba ¿verdad?. -Dice Snow mirando los papeles.- Pues ya sabes lo que conlleva eso señorita. Esta noche a la cama a las 9.

-No es justo. -Se cruza de brazos.- Estoy cansada de todo esto, quiero salir y conocer gente...

-Lo harás cuando te comportes como la futura presidenta de Panem. -La mira por un momento.- Y ahora si me disculpas... Estoy ocupado.

-Pero...

-Sin rechistar, niña. -Dice serio. Rose se inclina un poco y sale de allí. Se le ha ocurrido una idea...

Esa misma noche...

Atraviesa el camino de sauces hasta la verja. Cerrada. Empieza a escalar y salta al otro lado. Se asegura de que no hay guardias y sale de la Residencia.

Camina por las calles buscando el centro del Capitolio. Allí hay varia gente congregada.

-¡Rose!. -La llaman

-¡Sara!. -Se acerca al grupo de chicas que hay junto a un bar.- Al final he podido venir. -Sonrío.

-Me alegro muchísimo. -Dice su amiga. Se da cuenta de que las demás cuchichean.- Ven, vamos a tomar algo. ¿qué quieres?

-Me apetece un refresco. -Dice inocentemente. El grupo se le queda mirando con malicia.

-Pues un refresco. -Dice su amiga. Va a la barra y pide. Cuando vuelve, la joven da un sorbo. Sabe algo raro. Le resta importancia y van a la pista de baile. Allí se suelta y deja que la música fluya en ella.

-Hola... -Dice una voz a sus espaldas. Se gira y ve a un chico alto, moreno y ojos verdes.- Me llamo Jhon. ¿Y tú?

-Ro...Rose... -Dice, nerviosa.- Encantada. -Sonríe.

-¿Quieres bailar?. -Le tiende la mano.

-Claro, claro. -Susurra.- Eh.. espera, que voy a por otro... -Señala el vaso vacío. Va a la barra y pide otro refresco. Vuelve a donde está Jhon y empieza a bailar con él. Nota un siento rubor en las mejillas y está mas... ¿alegre? Bebe de la copa.

De repente, nota que el chaval se acerca a su cuello y lo besa. Un escalofrío atraviesa su espalda y sigue bailando. La coge de la cintura y la atrae hacia él.

-Eres muy guapa Rose. -Susurra. Asiente algo asustada.

-Gracias... -Sonríe.- Tu tampoco estás...mal -Intenta separarme un poco pero la aprieta mas junto a él.- Yo... esto... debería de volver con mis amigas. -Las busca por el local pero no están.

-Puedo acompañarte a casa si quieres... -Le dice con una sonrisa.

-No, gracias, me se el camino sola. -Se remueve pero cada vez la sujeta mas fuerte. Todo le da vueltas.

De repente la lleva junto a una pared del local y la besa con lascivia. Ella se sorprende e intenta apartarlo.

-No por favor... -Dice.

-Vamos... Sólo será esta noche... -Susurra el chico en su oído. Rose se asusta aún más y le vacía el contenido de la copa en la cabeza. El joven se aparta.

-Pero qué coño...

-Lo siento, pero no soy una más de tu lista. -Dice enfadada. Le pega un bofetón y sale del local.

Camina por las calles solitarias del Capitolio casi corriendo. Llega a la verja de la Residencia y la salta. Entra a su habitación por la ventana y se acurruca entre las sábanas. El corazón late a mil por hora.

-Nunca más... -Susurra antes de quedarse dormida.


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