Una
niña pelirroja se acerca a su madre enseñándole un pequeño pájaro herido.
-Mamá,
mamá mira. -Le enseña la criaturilla.- Creo que tiene el ala rota.
-Tranquila
pequeña... -Le dice su madre, sonriente.- Lo llevaremos a los curanderos para ver
lo que pueden hacer con él -La mujer se levanta y conduce a la niña al interior
de la Residencia.
-¿Crees
que podrá volar de nuevo? -Pregunta la pequeña.
-Claro
que si, Rose. No te preocupes. -Llegan a la enfermería. La madre coge el
pajarillo con cuidado y se lo da a uno de los curanderos. Éste se inclina y se
marcha con el animal.- Luego volveremos para ver cómo está nuestro
amiguito. -Salen de la enfermería. Un agente las retiene por el camino.
-Señora
Snow, su padre quiere verla. -Dice inclinándose.
-De
acuerdo, dile que ya voy. -Le da un beso a la niña.- Volveré luego. -Sonríe y
acompaña al agente. La niña observa cómo su madre se aleja.
-¿Y
ahora a que puedo jugar? -Suspira. Corretea por los pasillos buscando algo con
qué entretenerse.
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De
repente, se topa con una enorme puerta. La abre despacio y descubre una gran
biblioteca.
-Vaya... -Susurra
admirando las estanterías llenas de libros. Coge uno al azar y lo abre. Hay
varias ilustraciones de plantas y animales. Se sienta en una alfombra y observa
las ilustraciones absorta.
El
sonido de unas voces al otro lado de la puerta del fondo la saca de sus
ensoñaciones. Se acerca despacio y pega la oreja.
-¿Otro
ataque? Padre te dije que dejaras al pueblo en paz. -Escucha la voz de su madre.
-Yo
con mi pueblo hago lo que vea correcto. Ha habido un levantamiento. -Se
estremece al escuchar la voz de su abuelo.
-¿Robar
un trozo de pan es un levantamiento? Estoy cansada de que los trates así. Por
mi te mataría ahora mismo.
-¿A
si? ¿Y qué piensas hacer?
-No
lo sé padre. Pero he perdido la paciencia. -Silencio.- Que sepas que no te
saldrás con la tuya...
-Claro
que sí. Yo siempre gano.-se escucha varios pasos de agentes.- Llevárosla.
Encerradla en la celda más profunda que haya. Pensaré un castigo por rebeldía.
-¡No! -Grita
la mujer.- ¿Y mi hija? Como le toques un pelo...
-Tu
hija estará bien. La educaré a mi manera y el día de mañana gobernará sobre
Panem como he hecho yo. Todo rastro de bondad que haya en ella desaparecerá.
Será a mi imagen y semejanza. -Ríe.- Llevárosla.
La
pequeña se queda de piedra. No ha entendido nada de lo que han dicho pero sabe
que su madre está en peligro. Escucha pasos acercándose a la puerta y sale
corriendo de allí.
-Rose,
¿qué haces aquí? -Dice la voz de Snow a sus espaldas.
-Yo... Estaba leyendo. -Señala el libro que hace un momento acaba de coger.- Ya me
iba... -Mira cómo su abuelo recoge el libro del suelo.
-Vamos
a leerlo juntos. -Dice autoritario.
-Pero...
-Sin
rechistar. -Se sienta en uno de los sillones. Se acerca a él y se sienta a su
lado.- ¿Sabes leer niña? -La pequeña niega con la cabeza.- Bien, comencemos pues.
Varios
meses después...
Todos
están de luto. Una pequeña figura se acerca al ataúd abierto. Contempla a la
mujer que yace en él. Le da un beso en la mejilla.
-Adiós
mamá. -Dice con los ojos hinchados.- Siempre te llevaré aquí. -Señala su pecho.
Deposita una rosa blanca entre sus manos. Un agente la guía para que vuelva a
sus aposentos.
Cuando
llega a su habitación, se tira en la cama y rompe a llorar en su peluche favorito.
Una mujer que nunca habla se acerca a ella y le ofrece una bandeja con
chocolate humeante y pasteles. Rose niega y sigue llorando. Cuando no le quedan
lágrimas, se sienta en la cama pensativa. “Estoy sola” piensa “Bueno, al menos
me queda mi abuelo”
Con
ese pensamiento se levanta y va al despacho. Llama.
-Adelante. -Dice
una voz neutra.
-¿Abuelo? -La
niña se seca las lágrimas al entrar. Se acerca al presidente y le abraza.- ¿Por
qué ha muerto? ¿Por qué me ha abandonado?
-En
algún momento, todos deben de morir. -Dice el dictador sin cambiar el tono de
voz.- Tu madre murió en un accidente. Eso no se puede evitar Rose... -Sigue
ojeando los papeles. La niña se separa y asiente.
-Menos
mal que te tengo aquí... -Dice.- A ella no la olvidaré nunca. -Mira al suelo. Snow
sonríe de lado y llama a un agente que le pone cloroformo en la boca. La
pequeña cae al suelo dormida.
-Eso
ya lo veremos Rose. No quiero que recuerdes a unos padres que traicionaron
Panem. -Ríe.-Llevadla a la sala e inyectarle el veneno. Quiero que borréis
únicamente sus recuerdos. Como os paséis, os lanzo a los mutos. -Dice
autoritario. Los agentes asienten asustados y se llevan a la pequeña a
volandas.
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