martes, 22 de octubre de 2013

El mejor día de su vida.

Elizabeth era una pequeña niña de ocho años pelirroja y con pecas, de ojos azules y algo alta para su edad. Vivía en la Veta, en el distrito 12, junto a su madre que también era pelirroja igual que ella. No era una chica como las que había por allí, su madre y ella eran distintas a todas las demás personas que había visto por el momento y siempre se había preguntado por qué era diferente pero su madre no respondía nunca a su pregunta.

Un día de invierno mientras jugaba con un trapo anudado que hacía como de muñeca en la cama que compartía con su madre escuchó a su madre gritar tras abrirse la puerta fuertemente. Ella corrió a ver qué pasaba y vio que había dos agentes de la paz aguantando a su madre.

-¡Mamá! –es lo único que pudo decir antes de que otro agente la agarrara a ella de los brazos.

-¡Suelte a mi hija! Ella no tiene nada que ver…-dijo mientras lloraba- Por favor…-a empujones la sacaron de su casa sin poder decir nada más.

El agente la soltó con brusquedad mientras salía a grandes zancadas de su casa.

Desolada, Elisa lloraba asustada, se habían llevado a su madre no sabía a donde unos agentes que ella no acostumbraba a ver por el distrito.  Como pudo se levantó y se secó las lágrimas que le caían por las mejillas, se iba a ir tras ellos pero antes de que pudiera vio a otro agente de la paz entrar en su casa, retrocedió más asustada hasta la pared y el agente al ver lo asustada que estaba se quitó el casco dejando ver su rostro.

-Elisa soy yo…-alargó la mano el hombre para que la cogiera y se acercara. Era un hombre de unos treinta años, con los de color gris y el pelo de color negro.- Confía en mí, te voy a llevar a un sitio seguro…

Elisa se acercó al hombre corriendo y se abrazó a él llorando- Mi madre...-dijo como pudo la pequeña.

-Lo sé, Elisa...órdenes de Snow...-El hombre la abrazó y la cogió en brazos.

-Le odio....odio a Snow y a toda su familia...-Hundió la cara en el cuello del hombre aún llorando.

El agente sin decir nada más la sacó de allí cogiéndola en brazos y tras salir de la casa avanzaron poco a poco por la calle en la cual había muchos vecinos suyos mirando la escena.

La pequeña aún llorando se quedó dormida en brazos de ese agente al que llamaba amigo...

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