miércoles, 20 de marzo de 2013

Caesar III


-Así que... tenemos dos vencedores.- Snow se pasea por el despacho. Séneca Crane lo sigue con la mirada tenso. Yo miro al suelo.

-Así es señor. -Murmura. Levanto la vista y veo que Snow me mira.

-Yo sólo informo señor. -Susurro.- No he tenido nada que ver.

-Claro que sí, querido Caesar. -Me dice acercándose.- No directamente, pero si. -Su sonrisa es terrorífica. Trago saliva.- Puede irse, señor Flickerman. Quiero hablar a solas con Séneca... -Hago una reverencia y me voy lo más rápido posible a mi habitación. Entro y veo a Mari preparando la cena.

-Mari... tengo miedo. -Susurro. Ella me mira y baja la vista. Veo que hay una cámara.- Quiero que me ponga toallas limpias ahora. -Digo entrando en el baño. Allí no hay ni cámaras ni micrófonos. Ella asiente y va al armario que hay al otro lado de la habitación. Entro y me siento en el inodoro con las manos en la cabeza. Al rato, noto que alguien me toca el hombro suavemente. Miro hacia arriba y la veo a ella. Sus ojos muestran preocupación. La abrazo con fuerza.

-Snow está enfadado por lo del par de vencedores de estos Juegos. -Digo acariciándole la mejilla. Ella asiente con tristeza.- Me ha culpado de lo que ha ocurrido... Tengo miedo de lo que pueda hacer... -Suspiro. Ella sonríe un poco y me coge de la barbilla. Me mira a los ojos. Una sensación de paz me invade. Sonrío.

-Gracias... -Le cojo la mano y se la beso. Luego paso a la nariz y luego a sus labios. Ella me abraza el cuello y me besa.- Te amo...

Sonríe más y asiente. Le acaricio el cuello y noto cómo se estremece. Paso mi mano por sus hombros y su espalda. Ella cierra los ojos y suspira. Empieza a acariciar mi pecho. Me estremezco ante el contacto de su mano con mi piel. La vuelvo a besar, pero esta vez con un poco más de fiereza. Las ganas de hacerla mía aumentan.

De repente se escuchan golpes. La abrazo protector.

-Tranquila, serán los de la televisión. -Sonrío. Ella asiente y se esconde en un rincón Salgo y abro la puerta. Son dos guardias.

-¿Que desean? -Pregunto sonriendo falsamente.

-El presidente quiere hablar con usted a solas. -Dice uno. Asiento.

-Espere un momento. -Digo cerrando. Me dirijo al baño y vuelvo a abrazarla. Me mira con ojos interrogantes.

-Snow quiere verme. -Digo besándola.- Tranquila, estaré bien. -Le guiño un ojo y salgo de la habitación.

_________________________________________________________

-¿Me llamaba señor?

-Sí, necesito que me haga un favor. -Dice serio.

-El que quiera. Estoy a... su disposición. -Digo inclinándome.

-Quiero que arregle como sea lo del par de vencedores. Aquí sólo puede haber uno. Si no, el pueblo verá que somos débiles y se rebelaran. ¿Lo entiende?

Asiento.- Haré lo que pueda.

-Más le vale. -Se inclina hacia atrás.- La vida de ella depende de usted. Si lo hace bien, no tendrá que esconderse más en el baño para besarla. -Sonríe.

Me quedo de piedra.- ¿Cómo sabe...?

-Yo lo sé todo... -Me corta.- Y ahora retírese.

Hago una reverencia y salgo del despacho asustado...

_________________________________________________________

-Buenas noches habitantes de Panem.-todo el mundo me aclama. Sonrío.- Menuda sorpresa la de estos Juegos.... ¡Dos vencedores! Es la primera vez que ocurre en toda la historia de Panem.-Todos aplauden.- Mañana, tendremos una entrevista especial con ellos. ¡¿Qué les parece?!-todos gritan y aplauden fuerte.- Bien. Pues mañana a las ocho de la tarde... ¡Entrevista a los amantes trágicos del 12!-las luces se apagan y todos vitorean. Me seco el sudor. No he podido hacer nada. ¿Cómo iba a venderle al público que la noticia de los dos vencedores es falsa? Bajo de escenario y me encuentro con Snow.

-Le dije que lo arreglara. -Sisea.

-No he podido hacer nada, señor. El público está entusiasmado.

-Sufrirá las consecuencias. -Se marcha. Trago saliva y voy a mi camerino. Me quito la peluca y el traje. Cuando acaban conmigo, voy a mi habitación.

Es extraño. Mari debería de estar allí preparando la cena... Pero no, hay otro avox. Me mira y señala mi habitación. Entro en ella y veo un cofre de oro. Lo cojo y lo abro. El estómago se me cierra.

-¡¿Pero que...?! -Grito tirándolo al suelo. Se rompe y de él sale un corazón... humano. Al lado hay una nota y una rosa blanca.

“Le dije que sufriría las consecuencias” leo. Miro el corazón. Y todo empieza a encajar...

Lloro amargamente.- Mari... -Susurro.- Porque... -Sigo llorando. Lanzo un grito de furia. ¿Por qué ella y no yo? ¿Por qué acepté este estúpido trato? Ahora está muerta y yo... y yo... soy una marioneta de Snow... Mi odio se concentra hacia él y hacia la Chica en Llamas... Si no hubiera comido esas bayas, ahora ella estaría viva...

Me levanto del suelo y me miro al espejo.

-Me llamo Caesar Flickerman. Soy y seré el maestro de ceremonias de los Juegos del Hambre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario